Aznar Tenas, Vicente - Dorsal 36
Posicion: 794
Posicion/Categoria: 405
Senior M
Tiempo total: 6:48:42Autor de la chapa: Vicente, hoy más moñas que nunca…
A las nueve de la mañana del pasado
domingo 23 de Febrero se daba el pistoletazo de salida a una nueva edición de
la Maratón de Espadán, edición que iba a contar con la participación de cinco
ratas en busca de la gloria, Víctor y José Luis por un lado, y Nacho, Vicente y
Alfredo por otro. Esta crónica muestra la visión de este último grupo, que
completó los 42 kilómetros sin separarse ni un solo momento, cruzando la meta
los tres juntitos, en unión y armonía…
Nos encontramos Alfredo y Vicente sobre
las 8 de la mañana junto al CP Pintor Camarón, y tras cambiarnos y prepararnos
nos vamos a la zona de salida para encontrarnos con el resto de los corredores
locales, con los que compartimos impresiones, previsiones y obsesiones. Nos
tranquiliza ver que los demás están tan nerviosos como nosotros, todos menos
Nacho que fiel a su tradición, llega apurando la hora y tranquilo como si
fuéramos a correr 5 kilómetros de nada. Fotos de equipo varias y sonrisas de
calma tensa. Un poco de calentamiento, muy muy poco, y al cajón de salida. Los
nervios de la espera, que se hace eterna, y por fin la salida. Vamos allá.
Los primeros kilómetros trascurren según
el guion previsto, ritmo bajo, aglomeración y paciencia, mucha paciencia para
llegar tranquilos a los primeros tapones en la senda de Rascaña. Primer
destacamento rata animando y gritando, que maravilla! Gracias Vicen, Araceli y
Ángela. Llegamos a dicha senda y comenzamos a caminar, debo decir que a mejor
ritmo del esperado, y aquí nos juntamos con los que serán compañeros hasta el
Pico Espadán: Luis y Jacinto, de Castellnovo, que se enfrentaban a su primera
Maratón bajo la tutela de otro castellnovero, Luis. Personalmente me resultó
bastante especial ya que era mi primera Maratón también, y daba la casualidad
que mi primera carrera de montaña fue junto a Luis el día que debutaba el
también, así que nos volvíamos a juntar ante un nuevo reto.
Alcanzamos la zona de pista y nos dejamos
llevar por el ritmo de la carrera, cómodo y lento, aunque Nacho empieza a tirar
un poco y tenemos que echarle el freno en varias ocasiones, dado que aún queda
un mundo. La senda hasta Zagalorca y La Vall se hace amena, a un ritmo un pelín
bajo y andando demasiado, esperando no pagarlo más tarde al correr. Finalmente
llegamos al km 10, a La Vall, y allí están nuestras ratas una vez más, en
nuestro sitio oficial: el puente del río. Gritos, ánimos, choques de manos… así
enfilamos el ascenso al alto de Bellido con subidón de energía, hay que vivirlo
para entenderlo…
La subida al Bellido podemos hacerla
andando a muy buen ritmo, y excepto un tapón sin importancia en las últimas
piedras, coronamos sin problemas y muy enteros. Esto va muy bien. Primera
dificultad importante superada. La pista la utilizamos para soltar piernas,
corremos sin prisas pero a un ritmo más alto que hasta ahora, y aprovechamos
para beber un poco. Sendeamos hasta
llegar a la pista de Almedijar, avituallamiento, parada obligatoria, ya que nos
hemos impuesto el parar a beber y comer en cada uno de estos puntos, no
queremos pagar ningún tipo de exceso ni confianza. Andamos la mayor parte de la
pista hasta la bajada al barranco malo, es una subida suave pero queremos
guardar gasolina. Como he dicho antes, quedaba un mundo.
La bajada al Barranco Malo se hace
incómoda, sabíamos que sería así, llevamos unos 16 km de subida y llaneo y los
cuádriceps, rodillas, etc… sufren mucho siempre que se llega a este punto.
Tranquilidad y precaución, ya llegaremos abajo. Finalmente alcanzamos el final
de la bajada, todos bien, perfecto. Corremos y andamos por el barranco, es una
senda bastante incómoda de correr y se van formanod tapones, pero nadie
adelanta, se masca en el ambiente el temor a lo que viene, la subida al Pico
Espadán, así que nadie quiere dar un paso de más. Subimos sin problemas a la pista
y llegamos al Estuco. Otro avituallamiento. Más afición, esto nos da alas, más
de las que parece. Bueno, pues empieza lo serio, ahora a muerte ya.
La subida al pico me resulta más cómoda
de lo esperado, no sufro en ningún momento y nos dedicamos a adelantar a gente
sin parar. Hemos dosificado bien hasta ahora. Alfredo tira hacia delante para
ir más cómodo, y Nacho sufre un poco, los cuádriceps empiezan a darle
problemas, así que bajo el ritmo e intento que no me pierda de vista, me da
miedo que intente tirar demasiado y rompa, pero acaba de subir con mucha cabeza
y corona bastante entero. Alfredo y yo nos hacemos unas fotos en el pico y lo
vemos pasar, decide no parar y empezar a bajar enseguida, buena decisión. Ahora
queda lo mejor y lo peor, correr 20 kilómetros después de lo que llevamos.
Vamos allá, a tumba abierta.
Bajamos tranquilamente, disfrutando,
queda un mundo (esta fue la expresión del día sin duda), y queremos respetar
las rodillas al máximo. Llegamos al avituallamiento y nos juntamos los tres
otra vez, hay sonrisas, alegría, va todo muy muy bien, pero no queremos
euforias, ahí está Alfredo el optimista para golpearte con la cruda realidad
siempre je je. Corremos la pista lentamente, hay que soltar, y tenemos que
frenar a Nacho un par de veces, se ve que tiene prisa por llegar. Entramos al
Almanzor y decido ponerme delante, ya que el ritmo que nos marca la gente me
parece demasiado lento, y marco un ritmo
cómodo y constante que mis compañeros siguen sin problemas. Salimos a la pista
y aquí viene un tramo incómodo, con trozos de hormigón que sacuden las rodillas
como la mandíbula de Pocholo un sábado cualquiera en Ibiza. Pero vamos bien y
seguimos corriendo hasta llegar a Almedijar, kilómetro 33 ya, vamos que no
queda nada! “Queda un mundo”… gracias Alfredo. Aquí encontramos de nuevo a
nuestra afición, nos animan, nos arropan, y nos dan el empujón necesario para
continuar. Alfredo y Nacho se echan réflex en los cuádriceps, van bien aunque
Nacho está empezando a sufrir de los cuádriceps, el trozo que queda va a ser
duro…. Muy duro.
Nos despedimos de las ratas con la
noticia de la posible retirada de José Luis, tranquilos al saber que no por
lesión, y contentos al conocer el increíble tiempo de Víctor, que
máquina!!! Y a partir de aquí… la tortura.
Caminos pedregosos, sendas serpenteantes buscando acumular metros, sube y bajas
que van machacando las piernas y el ánimo… hasta llegar a Castellnovo, al
avituallamiento de La Mina. Voy muy entero, Alfredo bastante también, y Nacho
aguantando como un capitán aunque su cara da muestras de estar pasándolo mal,
aunque en todo momento corrió y no dijo ni mú, ya en este punto nos dimos
cuenta de la madera de la que está hecha esta rata, impresionante…
Nos quedaba un tramo demasiado conocido
como para no temerlo, primero con el camino hormigonado que a esta horas es una
placa solar hirviente, y luego la Artelina, con una subida que no se hizo tan
dura como esperábamos, y con una terrible bajada que compensó la subida
resultando dos veces más dura de lo que deseábamos. Bajamos hasta el río y
comenzamos el tramo que me resultó más duro personalmente. Hasta aquí yo iba
perfectamente, sorprendido de mi estado físico… hasta aquí. El siguiente
kilómetro y medio pagué la insolación y el calor, llevaba avisando a Alfredo unos
kilómetros, pero esperaba llegar al final antes de “petar”. El tramo de cañas
fue mi tumba, perdí la energía e incluso me mareé, y aquí es donde no tengo
palabras para agradecer a mi compañero Alfredo lo que hizo, a pesar de estar en
las últimas: se puso delante y empezó a tirar, a correr incluso en los
repechos, contagiándonos una energía que nos llevó a Nacho, a mí y a otro
corredor moribundo que habíamos adoptado en Castellnovo hasta la fuente de La
Teja. Salir a terreno abierto y sentir algo de aire fue la vida, y así subimos
caminando hasta la última cuesta de las huertas, y así enfilamos la meta de
llegada, donde los gritos de nuestros compañeros, de la gente, de los otros
participantes, te hace sentir grande, muy grande… y cruzar la meta con dos amigos
y compañeros como Nacho y Alfredo es algo muy emocionante, al menos para mí lo
fue.
Abrazos, cerveza, caras de cansancio y
alegría, y el orgullo de haber conseguido un reto como este llenaban la zona de
llegada. Cogimos nuestra bolsa y nos despedimos, Nacho con sus padres, Alfredo
a Valencia, y yo con mi hermano/preparador/rata Ignacio. Increíble…
Personalmente, me quedo con varias cosas
de esta Maratón de Espadán: en primer lugar, agradecer a mis amigos Nacho y
Alfredo sus 42 kilómetros de esfuerzo, valentía y sacrificio, como ya dijimos
“el sacrificio nos llevará a la gloria”; a mi hermano su esfuerzo para
prepararme y entrenarme, y por su confianza en mí; a Víctor y José Luis por ser
unos máquinas a los que un día pillaré je je; a todos y cada uno de los
miembros de La Ratica Corredorica por estar animando y apoyando en todas las
carreras y sobretodo en esta, de verdad no sabéis como empuja el teneros ahí.
Me quedo con el haber superado un reto, quizás para otras personas no pasa de
ser una carrera más, una oportunidad de mejorar tiempo… para mí era un
objetivo, un sueño, que por fin he cumplido, y de forma espectacular.
En fin, que perdón por el rollo, sé que
preferís mis crónicas humorísticas pero esta ocasión era especial, así que os
aguantáis… Siempre había escuchado que una Maratón es un desafío en solitario,
que cuando corres estás solo, pero yo jamás había corrido con tanta gente a mí
alrededor, jamás me había sentido más arropado, ni más agradecido… que grande
es La Ratica!!!!!! Aupaaaaa!!!!!!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario